La ética del traductor
Solo hay tres veces en mi vida en que he rechazado proyectos de traducción por motivos éticos, religiosos o de conciencia. El primer encargo me llegó por correo electrónico desde una iglesia evangélica estadounidense que quería extender sus redes por Europa y necesitaba traducir y subtitular unos vídeos divulgativos. Les contesté que un ateo no…